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Comercio justo

NUESTRA DEFINICIÓN

El comercio justo pretende introducir, en el corazón del comercio internacional, el principio de “distribución justa de los ingresos del mercado”, con el fin de garantizar a los productores de los países en desarrollo un nivel de remuneración que les dé la capacidad local de:
•Establecer procesos de desarrollo humano (creación de estructuras sanitarias, educativas y de servicios a largo plazo).
• Establecer procesos de desarrollo económico (establecimiento de sectores productivos, organización de ramas de actividad).
• Iniciar procesos de gestión de recursos, (preservación, protección y respeto a la Naturaleza, el medio ambiente, optimizando de forma racional la explotación y consumo de materias primas principalmente). El mecanismo de formación de precios constituye la piedra angular del comercio justo. Un precio justo cumple con los objetivos presentados anteriormente y da fe de la calidad social y ambiental de las condiciones de producción de los bienes. Un precio justo se negocia y no lo imponen las multinacionales.

El comercio justo pretende introducir, en el corazón del comercio internacional, el principio de “distribución justa de los ingresos del mercado”, con el fin de garantizar a los productores de los países en desarrollo un nivel de remuneración que les dé la capacidad local de:
• Establecer procesos de desarrollo humano (creación de estructuras sanitarias, educativas y de servicios a largo plazo).
• Establecer procesos de desarrollo económico (establecimiento de sectores productivos, organización de ramas de actividad)
El comercio justo promueve la transparencia, la buena gobernanza y la responsabilidad y, como tal, contribuye activamente al desarrollo sostenible. El comercio justo debe ser el resultado no sólo de una dinámica bilateral que asocie a productores y consumidores dentro de un circuito económico más justo y adecuado, sino también debe ser el resultado de un compromiso serio y de largo plazo de los países en desarrollo del Sur, fomentando esta práctica. El comercio justo no debe depender en el futuro sólo de la buena voluntad occidental, sino que debe abarcar el proceso de negociación en el que cada parte interesada tenga los medios para actuar, elegir y limitar a su interlocutor. El comercio justo no se limita a la creación de una actividad económica más justa, también implica adhesión moral y un compromiso firme con el respeto a los Derechos Humanos, el Medio Ambiente y la Naturaleza, garantizando al mismo tiempo un desarrollo real y sostenible.